Johanna López

Cuando las cosas se ponen difíciles me recuerdo que el progreso es mejor que la perfección

Me convertí en diseñadora porque desde niña me gustaban las artes y la ciencia. Escribía historias cortas y dibujaba a los personajes de las mismas, me gustaba aprender cómo funcionaban las cosas y desarmarlas.

Mis padres siempre me apoyaron, me enseñaron que si trabajaba duro podría llegar a ser lo que quisiera ser. Estuvieron allí para animarme a dar lo mejor de mí.

No estaba segura de si quería dedicarme a la ingeniería o al diseño. El diseño gráfico era una de las únicas carreras de diseño que conocía, y no sentía que fuera la mejor opción para mí. Hice una prueba de vocación y en la enorme lista estaba Diseño industrial.

Al salir de la oficina de la psicóloga me puse a investigar sobre la carrera, vi el pénsum de INTEC, leí artículos, y ahí mismo me di cuenta de que ese sería el próximo paso.

INTEC fue donde conocí a mis mejores amigos, donde me enamoré del diseño, donde entre proyectos y amanecidas en el taller fui dando paso a la diseñadora que soy hoy.

Mientras estudiaba Diseño Industrial tomé una clase de Ergonomía y Factores Humanos. Ya me imaginaba como ergónoma tal como mi profesora, la cual enseñaba su área de especialidad con gran pasión. Esta me recomendó algunos libros sobre Ergonomía, Diseño Centrado en el Usuario y Diseño de Interacción. Al revisar el material me di cuenta que el Diseño de Interacción era lo que podríamos llamar “ergonomía en software”. Vi que los diseñadores de interacción se encargan de diseñar productos interactivos, crear todas las interacciones de la experiencia y velar porque los usuarios puedan usar las funcionalidades del sistema y lograr sus objetivos. Para seguir aprendiendo sobre el área decidí trabajar como asistente de profesora de Ergonomía y Factores Humanos, y seguir leyendo sobre el tema.

Amo aprender, pero también amo los retos. Estudié chino mandarín por varios años y gané el Concurso de Puente Chino en 2014, lo que me dio la oportunidad de viajar a China y conocer a mucha gente de todo el mundo. Yo había perdido esa competencia en las tres ocasiones anteriores en que participé. En lugar de detenerme, esto me inspiró a seguir intentándolo y perseverar. Seguí mejorando mi chino, acepté el desafío y gané el primer lugar. Fui galardonada con un viaje a China y beca del Instituto Confucio para estudiar mandarín por un semestre.

Luego de graduarme del INTEC, estudiar mi semestre de mandarín en la Universidad Normal de Beijing, y trabajar por unos meses en diseño gráfico en República Dominicana, tuve la oportunidad de aplicar a una beca de maestría en Estados Unidos por medio de la MESCyT. Aplique a la Maestría de Diseño de Comunicación Visual e Interacción de Rochester Institute of Technology sin dudarlo, y obtuve la beca.

Al finalizar mi maestría trabajé como Diseñadora de Interacción por el tiempo permitido por mi visa en los Estados Unidos. Actualmente laboro como Diseñadora de Interacción en una compañía de soluciones de software. Soy responsable de desarrollar la estructura conceptual de los sitios web y aplicaciones, hacer la representación visual esquemática del contenido de las interfaces y velar por que se brinde la mejor experiencia posible al usuario. Y soy docente de la materia de Diseño para la Interacción en mi Alma Mater, el Instituto Tecnológico de Santo Domingo, lo cual ha sido siempre uno de mis sueños.

Paso a paso voy logrando mis metas, mientras persevero y doy lo mejor de mí. Cuando las cosas se ponen difíciles me recuerdo a mi misma que el progreso es mejor que la perfección, y que hacer ejercicios de respiración y ejercitarse puede ayudarme a cambiar de perspectiva, dormir y tomar mejores decisiones.