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KATHERINE ALMEIDA

KATHERINE ALMEIDA
Pienso que INTEC ha sido un alma mater que trabajó con mis padres de forma “encubierta”

Nacida en Santo Domingo, y domiciliada en Los Ríos “detrás de INTEC”, me vincularon a esta institución desde mucho antes de ser estudiante. Sin embargo, en 1992, cuando fueron a mi “colegio”, y estudiantes y profesores de INTEC presentaron una universidad pequeña pero enfocada en altos rendimientos académicos, por un lado, y por otro, en participar en la comunidad local a través de servicios de vanguardia, en ese entonces, “nuevos enfoques en trabajo social”, que hoy se llamarían acertadamente de Innovación Social, me cautivaron. Ese día, casi dos años antes de terminar la educación secundaria, ya tenía segura la universidad a la que aspiraba ir.

Hoy, como representante oficial de mi amada República Dominicana ante Estados Unidos, en la función de Consejera en la Embajada en Washington, DC, he podido ver los frutos de esa semilla del servicio a la comunidad, que primero el “dispensario médico de INTEC” sembró en mí, y luego los profesores, especialmente la Prof. Gracia Estela Elizondo, de la clase de Ética. Recuerdo del libro “Ética para Amador”: “la buena vida humana es buena vida entre seres humanos. De lo contrario puede que sea vida, pero no será buena ni humana”. Ese concepto de que somos sociales, interdependientes y en continua relación (voluntaria o no), me hizo pensar en que, sin importar cuál sea la actividad que realice, siempre puede ser un medio para servir, para crecer, y para mejorar el metro cuadrado en que me encuentre. En otras palabras, dar fruto donde esté plantada. Y esa filosofía de vida tiene raíces en mi INTEC.

Profesionalmente, los desafíos de aprender continuamente, pero también de innovar en el quehacer profesional, son de las habilidades que INTEC en sus intensos programas académicos, fomenta, especialmente, con la actitud liberal de los profesores, para dejar que los estudiantes exploren formas creativas para trabajar en grupo, exponer y elaborar proyectos que incluyan impacto social.

Como diplomática especializada en temas de Desarrollo e Innovación, la oportunidad de contribuir con segmentos específicos de RD, como MiPYMES y emprendedores, es una de las mayores responsabilidades y satisfacciones de los recientes años de carrera.

Además, el poder servir a emprendedores especiales, en condiciones vulnerables, con mentorías que ayudaron a sus emprendimientos en generar impactos positivos en sus comunidades, ha sido “la cereza del helado”.  Por eso la educación en emprendimiento, y en innovación, se convirtieron en una herramienta de crecimiento profesional, y a la vez en un instrumento de “evangelización” para contribuir al empoderamiento de los sectores vulnerables. Como profesora de la maestría en Innovación Social y Economía Solidaria, de la Universidad de Salamanca, en España, he podido colaborar con proyectos de más de 39 países de América Latina, Europa y Estados Unidos, aprendiendo al mismo tiempo, lo que puede ser útil para la Quisqueya de mi media isla.

Kofi Annan, secretario general de las Naciones Unidas, en 2005, dijo “los seres humanos no tendremos desarrollo sin seguridad, no tendremos seguridad sin desarrollo y no tendremos ni seguridad ni desarrollo si no se respetan los derechos humanos”. Ese lugar dado al ser humano, pero a la vez esa integralidad con el entorno, con optimismo para mirar el futuro como actores, y no espectadores, es también una semejanza que veo con INTEC y que hoy sigue moldeando mi quehacer.

Cuando en INTEC, entre 1993-1994 se modificaron nomenclaturas de asignaturas, al menos dos que recuerdo claramente, “Ser humano y Sociedad”, y “Ser humano y Naturaleza”, me “escondía” en los debates sobre el nombre y por qué, la importancia de la inclusión y de entender la participación proactiva de la persona, que se esperaba desarrollar en el estudiante, etc. En fin, me fascinaba esa profundidad de dar sentido a las cosas de manera racional, y permear en los jóvenes ese apetito por actuar, y no quedarse como meros espectadores. Por eso, cuando años después “me topé” con la cita de Kofi Annan, entendí que el desarrollo tiene múltiples aristas, desde las cuáles podremos contribuir, si sumamos voluntad y acción.

En ese sentido, múltiples experiencias de resiliencia personal, (el fallecimiento de mis tres niños, ayudar a otros padres en situaciones similares, participar en proyectos comunitarios de poblaciones vulnerables y en condiciones de riesgo) motivaron la exploración del sector seguridad como arista relevante para el desarrollo, especialmente en la República Dominicana. En representación de mi país fui a asignada como parte de la maestría en Ciencias de Seguridad y Defensa Interamericana, en el Colegio Interamericano de Defensa (IADC-CID), en Washington, DC. Oportunidad que se convirtió en una metanoia sobre el rol del ciudadano dominicano en la construcción del país.

En 2019, tuve la oportunidad de ser la primera dominicana en ser parte de la Facultad del IADC-CID, por solicitud de esta institución al Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Dominicana. Sirviendo como profesora asistente en temas de Seguridad Multidimensional en las Américas; Análisis y Resolución de Conflictos; Economía Ilícita, entre otros cursos. Esta participación activa en la formación de asesores de nivel estratégico, pertenecientes a los distintos países del hemisferio occidental, ha sido una valiosa oportunidad para representar al país, y contribuir a la consolidación de la cooperación internacional. Un grano de arena en la construcción de la paz regional a través del desarrollo y la seguridad en la región.

Pienso que INTEC ha sido un alma mater que trabajó con mis padres de forma “encubierta”: por un lado, me empujó a ser la mejor versión de mí misma, valiéndose de valores y profesores. Sembrando profesionalmente, lo que mis amados papás de manera personal gravaron en mí: quien no vive para servir, no sirve para vivir. Porque las manos de Dios usan nuestros talentos para que las cosas ordinarias hechas con amor, se transformen en resultados extraordinarios.

Sobre Katherine Almeida Ramos:

Es licenciada en Administración de Empresas, Summa Cum Laude y cuenta con un postgrado en Finanzas Corporativas, ambos títulos del INTEC. También, ha realizado 3 maestrías en distintas instituciones internacionales: Maestría en Desarrollo Emprendedor e Innovación, Universidad de Salamanca, España; Mestre en Empreendoriso e Inovacao Social, Universidade da Beira Interior, Portugal y Master of Science in Inter-American Defense and Security, Graduate with Distinction, Inter-American Defense College, USA.

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