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Ericber Jiménez Combina Sus Pasiones: La Biomecánica Y El Béisbol


Nacido en Villa Riva, Provincia de Duarte. A los 15 años tenía el sueño de ser pelotero de grandes ligas, pero una lesión en el codo lo hace reevaluar su vida completamente. Una persona muy cercana de su municipio le invitó a que participara en el programa PIES y desde entonces, han surgido las oportunidades que le permitieron combinar sus pasiones.

De pelotero a universitario

Con un codo comprometido no podía hacer del béisbol la carrera de sus sueños, entonces tiene que tomar la decisión de replantear su plan de vida. A nivel académico siempre fue bueno en los estudios, con un talento especial en las matemáticas; por lo que tomó la evaluación y le fue otorgada inmediatamente la beca PIES, Programa INTEC con los Estudiantes Sobresalientes; el cual otorga becas de estudios a quienes con su esfuerzo han logrado altos índices académicos. “Yo no pensaba estudiar en la universidad, yo quería jugar béisbol. INTEC fue la primera universidad que conocí oficialmente”, afirmó.

Empezó su primer trimestre en el 2009, con la carrera de Ingeniería en Sistemas, porque le llamaba la atención la tecnología. Pero luego se da cuenta de que su futuro no estaba en esa área. “Haciendo reflexiones conmigo mismo e investigando un poco más, llego a la conclusión de que yo no quería hacer algo totalmente abstracto, yo quería ensuciarme las manos. Quería ligarme un poco con mecánica, eléctrica, electrónica; entonces la mecatrónica me hacía más sentido, porque englobaba todo eso”, puntualizó.

Al instante cambia su mentalidad. Asumió el “modo ataque”, reconociendo el compromiso de que le tenía que ir bien. “El eslogan del INTEC en ese momento era Una Universidad de Excelencia Académica y eso se me grabó. Eso me dio esa chispa, esa devoción de perseguir la excelencia”, señaló.

INTEC se vuelve su segunda casa

En ese momento vivía en Villa Faro, Santo Domingo Este; por lo que pasaba la mayor parte de su día en INTEC, entre las aulas y la biblioteca. Es en ese instante donde empieza a forjar muy buenas relaciones con los maestros, personal administrativo y sus compañeros.

Entre las asignaturas Cálculo Vectorial, Álgebra Lineal, Ciencia de los Materiales, proyectos de mecatrónica, diseño por computadora, etc; su creatividad comienza a fluir y empieza a crecer en todos los ámbitos de su vida. “La Colmena, aparte de muchos conocimientos, me dio mucha perspectiva que no tenía. Un joven que no vivía en la ciudad que, venía de un pueblo pequeño en el Norte del país que, no tenía ningún tipo de experiencia autónoma; tuvo mucho crecimiento intelectual, moral y personal, gracias al INTEC”, destacó.

De la Colmena al mundo laboral

Cuando termina su carrea de grado en el INTEC, vuelve la incertidumbre de conocer qué quiere hacer con su vida y cuál será el siguiente paso. Aunque le gustaba la Mecatrónica y quería aplicar todo lo aprendido, volvían a él esos pensamientos de que su pasión estaba en otro lado. “Yo era muy joven, no sabía lo que quería hacer. Mi sueño era jugar la pelota y cuando un niño ama la pelota, eso como que nunca se le va”, expresó.

Apagando por un momento las voces en su cabeza, se adentra al mundo laboral y empieza a ejercer como ingeniero mecatrónico de mantenimiento, en el área de implementación de instrumentación industrial, coordinando el mantenimiento preventivo. Luego de eso, trabajó en proyectos de infraestructura haciendo diseño mecánico.

Posteriormente, se le presenta la oportunidad de trabajar en el área de equipos pesados, coordinando el mantenimiento a nivel gerencial. Todo esto al mismo tiempo que trabajaba en INTEC, en el laboratorio de Ciencias de Materiales como técnico de laboratorio, haciendo ensayo de materiales e impartiendo clases de laboratorio de Ciencias de Materiales.

Una voz interna que ya no podía apagar más

Persistía dentro de él esa voz de que no estaba claro lo que quería hacer con su vida, cuando se le acerca un profesor y le recomienda la maestría en Matemática Pura del INTEC.  “Yo dije bueno, yo no sé lo que quiero hacer con mi vida, pero la matemática me va a ayudar. Entré directo a la maestría, en medio del trabajo en la industria, trabajo en INTEC dando clase… Yo casi no dormía”, indicó. Cumpliendo con todas las demandas, termina la maestría con honores.

Recuerda con nostalgia cuando sentado en un comedor con un amigo, estaban dando un resumen de un partido de béisbol. En ese momento se empezó a implementar el uso de gráficas y visualizaciones en la trayectoria de la pelota, la velocidad de la pelota, velocidad del picheo y se comenzó a ponerle números a las transmisiones. “Yo me quedo mirando y digo yo quiero trabajar eso, porque la pasión mía es la pelota y ahí hay mucha ingeniería, hay mucha matemática y ese es el don mío, yo siempre fui bueno con la matemática”, afirmó.

Rápidamente aplicó a una beca Fullbright y desarrolló su “declaración de propósito” alrededor de aplicar la mecatrónica al béisbol para mejorar el desempeño y prevenir lesiones en jugadores. “Armé y sometí la aplicación. Empiezo mi doctorado en Ingeniería Mecánica, en el área de biomecánica, en University of Massachusetts Amherst”, agregó.

Luego de terminar el doctorado, estuvo por 9 meses en un postdoctorado, terminando su disertación en medio de la pandemia, con muchas restricciones. Hasta que surgió la oportunidad de aplicar al equipo de los Gigantes de San Francisco, pero no era el área que él se había proyectado.

Inteciano al fin, esto no lo detuvo, se dirigía a centros de entramiento a colaborar como biomecánico voluntario y perfeccionarse a través de la práctica, en lo que él quería hacer. Al mismo tiempo que iba adquiriendo experiencia. “El área donde yo estaba no había un auge de biomecánica aplicada al béisbol, pero yo seguía persiguiendo eso de todas maneras. Yo me iba de voluntario a centros de entrenamiento a hacer lo que yo quería hacer, y eso fue lo que me ayudo a estar donde estoy hoy, que para mí es todo un sueño logrado”, celebró con mucho orgullo.

Exhibiendo la cultura inteciana por el mundo

Ericber Jiménez se proyectó y poco a poco fue moviendo las fichas que le hicieron, cada día más, acercarse a un área que combinara sus pasiones. Acompañado de su Alma Máter que le dio las herramientas para enfrentar las situaciones, y esa cultura de resiliencia para poder tener el éxito. “Resiliencia, eso fue lo que INTEC me dio. El INTEC me preparo para yo salir al mundo y frente a una adversidad, en lugar de quejarme, enfocarme en buscar la solución”, afirmó.

Hizo una reflexión que le permitió confirmar a qué se quería dedicar en el futuro, ya que el béisbol no es ajeno a la biomecánica y al estar cuantificado de manera matemática, esa data se convierte en información que es útil a la hora de la toma de decisiones y prevención de lesiones.

No se dio por vencido y gracias a su preparación académica, hoy es Performance Science Analyst en los Gigantes de San Francisco, consciente de que la biomecánica es algo inevitable en el futuro de las grandes ligas.

“Si tú te sigues preguntando, si sigues haciendo las cosas de forma intencional buscándole el sentido a todo lo que tú haces y poco a poco llevarlo a un enfoque, en algún momento vas a encontrar el propósito al que debes dedicarte”, aconsejó a todos los estudiantes que están próximos a graduarse y enfrentar el mundo laboral.

Ericber Jiménez orgulloso de celebrar 50 años de un legado que inspira y nos mueve al futuro

“Yo me siento orgulloso de ser parte del INTEC, de la colmena. Donde quiera que me encuentro un inteciano siento que me encuentro a alguien de mi familia. Es un orgullo ser parte de la historia del INTEC, aunque sea un granito de arena”, expresó con alegría.