Kissairis Basora Morrobel es licenciada en Negocios Internacionales, egresada de la escuela de Negocios del INTEC, en la promoción 2013-2017. Actualmente es Ejecutiva de Cuentas de Marítima Dominicana (empresa de servicios logísticos).
Cuando me convencí de que los cambios SÍ son buenos…
No puedo negar que mi vida universitaria fue muy interesante, comencé en INTEC estudiando lo que para mí era mi pasión “Economía”, sin embargo, bastaron tres trimestres para darme cuenta de que vaya que equivocada estaba, ya para el cuarto me dije que sería mi trimestre decisivo y para mi sorpresa se abre la Licenciatura en Negocios Internacionales, vi el programa de la carrera y fue amor a primera vista.
Para ser honesta, me dio mucho miedo dar el paso, lloré mucho, pero con todo el miedo me pregunté ¿Vas a durar tres años de tu vida estudiando algo que no disfrutas ni que te hace sentir plena o te lanzarás a cambiar por la que para ti era la segunda opción de carrera y que sabes te encanta?
No lo pensé más y busqué los formularios, no lo consulté con nadie ni siquiera con mi familia, le temía mucho al qué dirán, sentía que decepcionaría a mis padres, que rompía el modelo de “estudiante que sabe lo que quiere”, eran tantos los comentarios que escuchaba de “quien comienza a cambiar de carrera termina en cualquier cosa”, “la gente no puede ser indecisa”, “el tiempo no se desperdicia”, “cuatro trimestres perdidos” y ni hablar del dinero que para ese momento veía como “perdido y malgastado”, pero ahí fue cuando más equivocada estuve… Con todo y miedo cuando me fui a Canadá bajo el programa ELAP (Emerging Leaders in the Americas Program), a propósito, elegí las asignaturas de Negocios Internacionales para darme la oportunidad de probar el cambio que vendría luego, que maravilla, al regresar entregué los formularios en la oficina y fue un hecho ¡Me había cambiado de carrera!
Recuerdo que para decírselo a mis padres redacté una carta, sentía que les había fallado, pero también sentía que estaba tomando la decisión correcta, la que me agradecería a mí misma luego y así fue, fueron los mejores tres años de educación; tuve la oportunidad de estudiar a tiempo completo ya que mi papá no me dejaba trabajar para entonces, cosa que en aquel momento me disgustaba porque quería probar el área laboral fuera de los negocios familiares, tenía mucha ansiedad, veía egresados que duraban mucho buscando empleo y cuando conseguían no era en su área, no quería que me pasara lo mismo y veía a otros que aún estudiando ya lograban entrar en su área laboral, quería estar ahí, en mi campo, probando y puliéndome, pero al día de hoy aún le agradezco a mi papá; supe lo que era trabajar full time en mis últimos trimestres y no era algo por lo qué alardear, ahí admiré muchísimo más a esos guerreros que hacen ambas.
Recuerdo que mi primera experiencia laboral fue justamente fuera de mi área, me tocó trabajar en el departamento de investigación de una institución educativa superior, no tuve opción porque INTEC me exigía una pasantía. Me sentía fracasada porque choqué con la realidad que temía, un trabajo totalmente desligado a lo que había estudiado por tres años, ahí me reproché tantas cosas, me levantaba todos los días con los ánimos en el piso hasta que decidí verle lo positivo, aprender de todo lo que pudiese mientras simultáneamente todas las noches me la pasaba enviando CVs de forma masiva y los fines de semana hacía diplomados para no perder el sabor de mi área y con la esperanza de relacionarme con personas que me llevaran a una experiencia laboral distinta. Pasaron varios meses y le saqué provecho, gracias a mi formación como Inteciana logré destacarme por mi organización, proactividad y entrega, hice amigos con los que aún guardo una bonita relación y aprendí mucho, tanto que todavía hoy agradezco esa oportunidad que aún no teniendo nada que ver con mi carrera, me pulió de una forma increíble, fue cuando volví a darme cuenta de que los cambios SÍ son buenos, pero que también supe que un buen salario no determina tu felicidad laboral.
Pasaron diez meses y recibí la llamada que me hizo ver la luz, una oportunidad laboral en el área que tanto anhelaba “Logística/Comercio Internacional”, sí, hacer negocios mientras aprendía y me relacionaba con otras culturas. No les miento, al principio tenía mucha ansiedad, porque al no tener la más mínima experiencia sentía que no daría la talla, era un reto pero si no me retaba no cambiaba, para mi gran sorpresa, era tanto lo que me gustaba que me aprendí los procesos y el negocio en tiempo récord, nadie nunca me vio como “nueva”, todo lo contrario, se sorprendieron con lo rápido que aprendía, me sentía tan feliz que no me importaba sentarme un domingo a las 10pm o levantarme de madrugada a enviar un correo a China y fue entonces cuando me convencí al 100% de que los cambios SÍ son buenos, son maravillosos.
A ti que te tomaste el chance de leerme, quiero agradecerte que hayas tomado de tu tiempo y también que sepas que todavía hoy no tengo mi vida resuelta ni la mitad de lo que quiero, pero me gustaría que tengas claro que las cosas no son siempre como las planeamos en el colegio, que se vale atreverse y hacerlo con miedo, tomar decisiones que nos cambien la vida y nos ayuden a salir de la zona de comodidad, que no se puede ser tan duro con uno mismo, que te rodees de personas que vibren bonito te sumen y te multipliquen, que celebres cada pequeña victoria, creas en tu potencial y seas consciente de que estás exactamente donde deberías estar. Puede que hoy no lo entiendas, pero luego mirarás atrás y sabrás exactamente porqué tenía que pasar, “it´s all about connecting the dots”.
¡Sigue adelante y siempre siempre da lo mejor de ti!