DIOSALIS MERCEDES

Decidir: una tarea continua

Durante mis estudios preuniversitarios solía destacarme académicamente. Incluso me concedieron beca completa en otra universidad, noticia que recibí mientras ya cursaba mi segundo trimestre en La Colmena. Aún sabiendo que implicaría un esfuerzo adicional el trabajar para costear mis estudios, no dudé ni un momento que quería mantener mi decisión y continuar en INTEC.

A medida que avanzaba en la carrera, noté que estaba rodeada de mucho talento y un potencial increíble. El nivel que exigía la universidad parecía superarme a veces, pero entonces tomé mi segunda decisión, yo podría con esto. Demandó mucho esfuerzo y nivelarme extracurricularmente para afrontar algunas de las materias. Hacer esto mientras también trabajaba fue una tarea agotadora, pero era lo que realmente quería y por eso, seguir adelante siempre fue mi elección. No voy a negar que la duda apareció en ocasiones (y muchas), sobre todo cuando en los trimestres más complicados se acercaba la novena semana, pero como mi decisión no había cambiado, se me pasaba.

Tras varios años de esfuerzo, noches de desvelo, fines de semana entre biblioteca y bancos de cemento, además de una membresía en el club de las empanadas, finalicé mis estudios con demasiadas cosas que hoy agradezco. En las entrevistas de trabajo, solía tener comentarios del tipo: “si vienes de INTEC, ni te realizamos esta prueba”, “aquí tengo los CV de los intecianos, pues los entrevisto primero”, etc. Esto siempre me llenaba de orgullo y me motivaba a hacer valer ese posicionamiento.

Al terminar mi carrera ya tenía experiencia laboral, pues las oportunidades para realizar el tipo de trabajo que me gustaba se fueron dando de una forma “fluida” (y a veces simultaneas) mientras aún era estudiante. Ha habido periodos de “estancamiento”, desde luego… y es que nuestra mente, nuestro cuerpo e incluso nuestro espíritu requiere de pausas en ocasiones. Lo importante es no perder el norte y usar esos espacios a “modo recarga”. Decidirlo así, también ha sido determinante.

Gracias a Dios, hice carrera en una empresa donde me dieron la oportunidad de probarme a mí misma y hasta de equivocarme buscando la mejor forma de hacer las cosas… y así sí que se aprende. Luego, emigré unos años a España, donde formé familia y amplié mis estudios, pero, sobre todo entendí de una forma completamente distinta la vida laboral. Definitivamente, crecí. Al regresar a mi país, volví a la empresa que me vio dar el salto profesional y hoy día disfruto de más de 10 años de experiencia haciendo mucho de lo que me gusta y aprendiendo cada día. He tenido mentores profesionales que han marcado mi vida (incluso los que me han parecido “malos”). En ese sentido también he sido muy afortunada.

Si tengo que resumir los pilares que me han permitido llegar donde me encuentro, escogería: enfoque y decisión. El enfoque ha sido tener claro lo que quiero lograr (objetivo), cómo quiero que sea mi vuelo (para mi es esencial poder disfrutarlo), qué tan alto quiero llegar (alcance) y claro está, identificar lo que no forma parte de mis sueños y además me alejan de ellos (distractores) y sobre todo esto, tomar mis decisiones. Muchas teorías modernas incluyen el “tiempo” como un elemento importante y lo es, siempre y cuando no permitas que incumplir con el que estableciste inicialmente (o en varias ocasiones posteriores), te desmotive. Lograrlo, siempre será más importante que lograrlo al primer intento. “Decidir” ha sido una tarea continua, algunas con mejores resultados que otras, sin duda, y es por eso que en algunas ocasiones he acertado y en otras he aprendido.